lunes, 1 de febrero de 2010

Mis hijos son unoa desgraciados



MIS HIJOS SON UNOS DESGRACIADOS
Alejandra Stamateas

Hay hijos que tienen una enfermedad del alma y se llama ingratitud. Cuando una persona no tiene armonía en su alma, en sus emociones, cuando no puede agradecer, está enferma. Un hijo que no agradece es un hijo que ha sido sobreprotegido. La ingratitud es el producto de la sobreprotección.  La sobreprotección tiene que ver con padres que les dieron todo a sus hijos, y siempre les solucionaron todos sus problemas.

Hay mamás que se desviven por sus hijos para darles de todo y ellos no tengan que hacer nada.  Ese tipo de hijos crecen creyendo que es esa la obligación de los padres, por lo tanto piensan que no hay nada que agradecer.

Un hijo sobreprotegido puede convertirse en un hombre tirano o en un hijo débil.

El hijo tirano es aquel que tomó el lugar de poder en la casa, y se convirtió en el centro de atención. Este tipo de hijos ocupan un lugar que no les corresponde.  Los padres frente a un hijo tirano asumen la posición de víctima.  Son esa clase de hijos que usan las cosas de sus padres sin permiso y creen que no tienen por qué explicar a sus padres lo que van a hacer.  Ellos demandan atención y siempre quieren ser el centro.

Toda área débil que haya en tu vida sin haber sido sanada, será la puerta de entrada a la tiranía de los demás.  Tu debilidad hará que tus hijos se vuelvan tiranos.

Desde la debilidad a la fortaleza hay un proceso. Lo primero que tienes que hacer es reconocer tu área débil para poder fortalecerla y ponerle nombre.  Tienes que saber que hay una gran diferencia entre reconocer una debilidad y ser una víctima de las circunstancias.  No es lo mismo ser víctima que ser débil.  Cuando una persona se considera víctima está hablando de un estado permanente de vida.  En cambio ser débil es un comienzo. Cuando se reconoce una debilidad, se puede trabajar sobre ella para hacerla una fortaleza personal.

Eso que te cuesta hacer con tus hijos tienes que practicarlo, porque cuando lo practicas estás llevando una debilidad a una fortaleza.  Accionar duele, estresa.  Es posible que te duela; que tu hijo cumpla un castigo porque hizo algo que no debía, es posible que te dé lástima, pero tienes que hacerlo, porque vas a adquirir fuerza y eso hará que tu hijo no se convierta en un tirano.  Tienes que ubicar las cosas como verdaderamente tienen que estar ubicadas, padres siendo padres, e hijos siendo hijos. 

Accionar es llevar a cabo estrategias.  Una estrategia es no permitir por ningún motivo que tus hijos te insulten, que te agredan o te griten.  También puedes decirle a tus hijos:  "Cada vez que me vuelvas a tratar de esta manera voy a reaccionar de esta manera".

Otra estrategia es cumplir.  Los padres a veces ponen límites, pero después no los cumplen porque les duele.  Aunque te duela, debes cumplir, será la única manera de llegar a tener un hijo que sepa qué son los límites.

Si quiero y deseo cambiar, algo me va a resultar fácil.

Si tú realmente deseas que la relación con tu hijo cambie, vas a hacer los cambios que tengas que hacer.  A veces los padres tienen miedo de ser padres.  Es como si creyeran que alguien tiene que decirles cómo educar a sus hijos.  Sin embargo todas las personas, tienen la capacidad innata para criar bien a sus hijos.  No tengas miedo, ni sientas culpa por decirle que no.

No dudes de tu capacidad.

Debes enseñarle a tus hijos la tolerancia a la frustración:

Un hijo tirano tiene que aprender a tolerar la frustración. Tu hijo tiene que crecer y sentirse fuerte para poder sobrellevar cualquier circunstancia difícil de la vida.  Tu hijo tiene que experimentar que la vida no siempre es color de rosa, que las personas no siempre actúan como nosotros queremos. Para enseñarle eso, tienes que ayudarlos a que tengan tolerancia a la frustración; eso se logra ayudándolos para que aprendan a soportar las esperas, los límites, y los no.  Se trata de decirles que no todo es ya, que hay que saber esperar.  Tienes que decirles: voy a ponerte límites y a muchas cosas voy a decirte que no.

Los hijos tiranos te van a manejar con el tiempo y la insistencia:

Tus hijos tienen que aprender a sobrevivir y ser felices aún en medio de circunstancias negativas.  Si tu hijo no aprendió a ser feliz cuando tiene poco, es porque todavía no tiene tolerancia a la frustración.  Enséñale a tus hijos la ley de la siembra y la cosecha.  Es la ley de la consecuencia de sus actos. Tus hijos tienen que saber que de acuerdo a cómo actúen van a tener una consecuencia.  Hay una consecuencia para cada decisión ; si la decisión es buena, la consecuencia es buena; si la decisión es mala, la consecuencia es mala. Cuando tú le enseñas esto a tus hijos, ellos se vuelven responsables.

Un hijo sobreprotegido sufre por ser como es.  Sufre porque está en un lugar y en una posición que no le corresponde.   Cuando un hijo tiene que asumir responsabilidades que no le corresponden, sufre y por eso no puede agradecer.  No puede agradecer porque lo pusiste en un lugar donde no tenía por qué estar. Hay hijos que no pueden agradecer a una mamá que no supo ocupar el lugar de madre, o a un papá que no supo ocupar su lugar. No hay agradecimiento porque hay angustia, dolor y tristeza; entonces a través de la tiranía, está pidiendo a los padres que lo vuelvan a poner en el lugar de hijo.

En la edad media, cuando a un caballero se lo subía de status porque se le reconocían las capacidades, se le daba el espaldarazo.  El espaldarazo consiste en darle con la mano un toque en el hombro o en la cabeza.   De esta manera se les reconoce que ellos pueden.  Una madre sobreprotectora no puede darles el espaldarazo a sus hijos, porque no sabe reconocer que sus hijos pueden, y eso hace que ella haga todo.  Una madre que sobreprotege, es una madre que no cree en su hijo.  Si tú no crees en tu hijo, él tampoco va a poder hacerlo.

¡Tus hijos pueden!

Tus hijos pueden aceptar un límite. Pueden soportar un castigo justo. Tus hijos pueden pasar por momentos de riqueza y por momentos de pobreza. Tus hijos pueden estudiar.  Tus hijos pueden formar una familia, pueden valerse por sí mismos.  Tus hijos pueden soportar la consecuencia de un error que cometieron.  Entrégale fuerzas a tus hijos; esa es la mayor bendición que puedes darles. Tus hijos no tienen que ser víctimas de nadie, menos de ellos mismos; enséñales que pueden.

Dios nos ha dado hijos que todo lo pueden en Cristo que los fortalece.  Dios no te sobreprotege;  Dios te dice que todo lo puedes, y si tú todo lo puedes, ellos también podrán.  No pongas a tus hijos en un lugar que no les corresponde.  No le tengas miedo a tus hijos.  Si ellos se ponen necios, con amor, tú tienes que estar firme.  Si te insultan, tú tienes que estar firme.  Recuérdales las consecuencias de no cumplir.
 
Cuento:  "Dicen que había una vez una mujer que estaba mirando como de un hormiguero salían un montón de hormigas, las cuales caminaban 3 metros para juntar hojas y ramas.  La carga que llevan las hormigas es más pesadas que su propio peso corporal.  Dice que esta mujer se extrañó porque alrededor del hormiguero ya había ramas y hojas, pero sin embargo las hormigas no buscaban lo que estaba cerca.  Entonces ella se propuso ayudar a las hormigas, pensó en ponerlas a todas en un papel y alcanzarlas hasta el hormiguero para que no se cansaran.  Fue en ese mismo momento que ella entendió que las hormigas caminaban tres metros por el placer de caminarlos.

A nuestros hijos hay que enseñarles a tolerar la frustración.  No hay nada peor que sobreprotegerlos, porque cuando lo haces, les quitas el placer de hacer las cosas por él mismo.  Cuando uno se puede manejar solo en la vida siente mucho placer, porque saborea la independencia.  Tienes que tener hijos libres e independientes,  deja que ellos experimenten.  Si tu hijo puede hacerlo, deja que lo haga solo; y si no puede hacerlo, deja que siga intentando hasta que logre hacerlo.

Querida mamá, muéstrales que todas las puertas tienen una cerradura; que toda cerradura tiene una llave que abre esa puerta, y que cuando no encuentren la llave tienen la opción de golpear la puerta porque es posible que haya alguien del otro lado. Y si aún así la puerta no se abre, enséñales a confiar en que siempre habrá otras puertas que sí van a abrirse.  Tus hijos pueden; tus hijos van a superar cualquier obstáculo en la vida, sólo necesitan que les des el espaldarazo.  Tus hijos tienen más fuerza de la que estás imaginando. Hay fuerzas internas en tus hijos.  Tus hijos están tomados de tu mano, y como están tomados de tu mano están de la mano de Dios.

Deja de sobreprotegerlos, ellos van a lograr grandes cosas.  Dales la autorización para ser independientes, para volar. Toma tu lugar, Dios te ha dado la posición de mamá.  Ocupa tu lugar con fuerza y orgullo.  Reconoce tus debilidades, practica para sacar una fortaleza. 

Dicen que una vez, unos papás le regalaron algo a un hijo y como no pudo abrirlo porque el regalo estaba muy envuelto y además tenía que irse para la escuela, decidió dejarlo sobre su cama y abrirlo al regresar del colegio...

Alejandra Stamateas

 



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