EL APOSENTO ALTO
Domingo, 28 de febrero de 2010
Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Todas las cosas nuevas
Léase 2ª a los Corintios 5.16-21
-– Hebreos 13.8 (VPEE)LA época de Cuaresma esta aquí nuevamente. En el hemisferio norte donde vivo, la Cuaresma llega cada año con la primavera: la misma época, los mismos relatos. Los conocemos y sabemos cómo terminan. ¿Cómo podemos renovarnos en medio de las mismas cosas de siempre?, me pregunté.
En un momento de nostalgia, examiné cuidadosamente algunos de mis diarios antiguos, deteniéndome a leer notas de esta misma época el año pasado. Hablándome desde esas páginas estaba una respuesta en que puedo confiar: no soy la misma. La historia no cambia: nosotros cambiamos. El corazón que había desnudado en el diario el año pasado se parecía poco al que se expresó este año.
Sólo debido a los recordatorios de los cambios consistentes de época podía ver la transformación que había ocurrido. Lo que es nuevo es el yo que se presenta ante los relatos de la época. Me he movido en la dirección que Dios quiere, sin duda alguna por su inspiración. ¿Qué mejor promesa podría tener para el futuro? ¿Por la eternidad?
Sa. Wendy Rilling LeBolt (Vrginia, EUA)
Oración:
Dios todopoderoso, gracias por cada época y por tu promesa de ser el mismo hoy, mañana y por siempre. Amén.
La historia que Dios escribe en nosotros/as es nueva en cada época.
OREMOS:
Navega con el navegador más seguro de todos. ¡Descárgatelo ya!
No hay comentarios:
Publicar un comentario