EL APOSENTO ALTO
Viernes, 2 de abril de 2010Banco de sangre El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas,... sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto.
Léase 1ª de Pedro 1.18-23
-– 1ª de Pedro 1.1819 (NVI)CUANDO doné sangre dos días antes del Viernes Santo, supe que una donación puede ayudar a tres personas y aun salvar sus vidas. Los bebés prematuros, las víctimas de quemaduras, los que sufren de leucemia y las personas que son tratadas por muchos otros tipos de cáncer están entre quienes se pueden beneficiar de esta donación. ¡Cuán agradecidas deben estar estas personas y sus familiares por este pequeño donativo!
Mientras extraían mi sangre, mis pensamientos se dirigieron al Viernes Santo y la muerte de Jesús en la cruz. Si las personas se sienten agradecidas cuando donamos sangre, ¿cuánto más nosotros debemos estarlo de que Jesús derramó su sangre por nosotros/as para salvarnos de nuestros pecados? A través de este sacrificio, todos podemos ser salvos y entrar en la presencia de Dios libremente.
Doné la sangre sentada cómodamente en un asiento por una hora. La sangre de Jesús fue derramada a medida que sufría una muerte vil, clavado en una cruz.
Sra. Beth Johnson (Victoria, Australia)
Oración:
Señor Jesús, gracias por morir en la cruz y por derramar tu sangre por cada uno de nosotros/as. Perdónanos cuando no somos agradecidos y ayúdanos a recordar tu don. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
Ninguna sangre es tan valiosa como la sangre de Jesucristo.
OREMOS:
Por quienes necesitan transfusiones de sangre.
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