EL APOSENTO ALTO
Jueves, 1 de abril de 2010
Aunque somos muchos, todos comemos de un mismo pan, y por esto somos un solo cuerpo. Alimento que satisface
Léase Lucas 22.7-20
-– 1ª a los Corintios 10.17 (VPEE)PAPÁ y yo preparábamos en el patio la gallina mientras mamá hacía los fideos. Al rato el aroma del pollo llenaba la casa. Hasta hoy, los fideos de huevo hechos en casa, con mucho pollo, sobre papas majadas, es la comida que más me satisface.
Jesus usó imágenes de banquetes para enseñar sobre Dios. Una de éstas es la cena que recordamos en la Semana Santa. Cuando Jesús partió el pan y lo compartió, se convirtió en pan de vida (Vea Juan 6.48-51). En la comunión, nos conectamos con nuestras raíces: con los momentos y con las personas con las cuales hemos compartido; con las súplicas y con las cargas que hemos soltado. Estas experiencias nos conectan con Dios y moldean nuestra identidad como personas de fe.
Al compartir la Santa Cena, recibimos alimento para el espíritu. Para quienes están trabajados y cargados, es descanso y fortaleza para el alma. Para quien está solo es una comunidad de fe. Para el enfermo y el que sufre, es una sanidad eterna. Para quien se acerca con fe, es la verdadera presencia de Cristo: un «alimento que satisface», bueno para el alma.
Sr. F. Richard Garland (Rhode Island, EUA)
Oración:
Amado Dios, ayúdanos a recordar que estás siempre a nuestro lado según caminamos por la senda de Jesús. Amén.
El alimento que más satisface es la Cena del Señor.
OREMOS:
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