miércoles, 7 de abril de 2010

Compañeros del camino

EL APOSENTO ALTO

Miércoles, 7 de abril de 2010
Compañero del camino

Léase Lucas 24.13-35

Aún no tengo la palabra en la lengua, y tú, Señor, ya la conoces.
-– Salmo 139.4 (VPEE)

LAS instalaciones de mi trabajo están dentro del parque «Niños Héroes». Una mañana durante el mes de enero, mis compañeros de trabajo y yo dudábamos de salir al receso porque hacía mucho frío. Optamos por hacer un recorrido rápido. Al regresar a la oficina, les dije: «En este tiempo, extraño mucho el calor del hogar; ese que sientes cuando abres la puerta de la casa y te reciben los olores de la comida caliente».

Al llegar a la oficina, había recibido una llamada de una hermana de mi iglesia, invitándome a comer. Cuando entré a su casa, sentí ese calor de hogar reconfortante. Al saludarnos me dijo: «Te cociné un caldo de habas porque sé que te gusta. Y con este clima como que se apetece más».

Al orar por los alimentos, no pude evitar llorar. El anhelo del calor hogareño, el ser recibida con comida casera y hecha especialmente para mí; me hizo darme cuenta de cómo Dios está pendiente de nuestras necesidades. Le pedí perdón a Dios por ser tan insensible como los caminantes de Emaús. Tenemos por compañero de camino a Jesús y no lo reconocemos. Frente al alimento se hizo evidente su presencia y sentí arder mi corazón.

Sa. Eunice García Tobías (Guadalupe, México)

Oración:

Señor, hazme sensible a tu presencia, que te perciba a cada instante como mi compañero del camino. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA

Dios conoce nuestros más íntimos deseos y llena nuestras necesidades.


OREMOS:

Por las personas que viven solas.


 



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