EL APOSENTO ALTO
Martes, 27 de abril de 2010
Pero corra el juicio como las aguas y la justicia como arroyo impetuoso. ¡No es justo!
Léase Job 23.1-14
-– Amós 5.24(RVR)AYER estaba un poco lenta. Me levanté tarde y me tomó mucho tiempo prepararme para el día. Cuando terminé de lavar la ropa, la mañana había avanzado. En esta época del año, aquí llueve casi todos los días en la tarde. La lluvia vino como de costumbre y mis ropas no estaban secas en el momento en que las subí a la casa. Hoy lo hice mejor. Me levanté temprano, fui directo a la tarea y saqué la ropa para secar a buena hora. ¿Qué sucedió? Hoy las nubes vinieron temprano y los truenos comenzaron antes del mediodía. Sin pensarlo, clamé: «¡No es justo!». Pero las nubes no escucharon; la lluvia vino de todas maneras.
Siempre me he identificado con Job, el hombre que le pidió a Dios una explicación. De hecho, su situación era mucho más seria que la mía. Pero al igual que él, deseo que la vida sea justa, de manera que cada persona reciba lo que merece cuando pienso que lo merecen. Pero la justicia de Dios es un misterio de difícil explicación. La vida no es un asunto de reconocimientos y castigos a la medida, sino de contemplación, de admiración y, finalmente, de alabanza.
Sa. Nancy Molin Longatan (Mountain, Filipinas)
Oración:
Gracias, Dios, porque podemos estar seguros/as de tu presencia ahora y siempre. Amén.
Lo que Dios desea para el mundo es mucho más grande que si tenemos lluvia o no.
OREMOS:
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