martes, 20 de abril de 2010

Despedida

DESPEDIDA
 
¡Lo más triste no es despedirse,sino no saber hacia adónde ir...!  ¡Y lo más triste no es despedir al que parte, sino no saber dónde y para qué te quedas!
 
Si toda la vida es un camino,y si toda la vida es una búsqueda, acéptalo, aunque te duela, toda la vida es una despedida.  ¡Y sólo aprendiste a vivir, cuando aprendiste a despedirte!  Y no habrás aprendido a caminar en libertad,buscando lo no alcanzado,mientras no te hayas despedido de lo andado y lo logrado.
 
La libertad y la valentía que no tienes para despedirte de todo lo dejado y lo perdido, son la libertad y la fuerza que te faltan para seguir andando. 
 
    Despídete: de los padres que ya no necesitas, y cuida de ti mismo haciéndote responsable de tu vida.
    Despídete: de los hijos que ya no te necesitan, y déjalos ser libres.
    Despídete: de lo bueno que viviste, sin apegarte al tiempo que pasó, por temor del presente y el futuro.
    Despídete: del mal que cometiste, sin atarte con culpas y reproches; perdonándote a ti mismo.
    Despídete: de las ofensas que te hirieron, sin esclavizarte en la prisión del rencor y la amargura.
    Despídete: de los que, muriéndose, partieron, para que dejes de esperar su regreso, y camines tu camino en la esperanza, de encontrarte tú con ellos...
 
Despídete: Deja correr el río de la vida, llevándose las aguas que estás viendo, para que tengan lugar ante tus ojos las aguas que no viste todavía, y ya están viniendo...
 
René Trossero   
 
FELICIDAD, UNA TAREA POSIBLE
 
El otro día me encontré con un amigo que no veía hace años y junto con saludarme, me preguntó de buenas a primeras: ¿Tú, has sido feliz? "Sí, a ratos", le respondí.  Mi amigo, no conforme con la respuesta, insistió.

¿Has sufrido alguna desgracia? "No, al contrario", le contesté. "La vida ha sido muy generosa conmigo". Mi amigo cambió de tema y terminamos hablando de cualquier cosa, sin embargo, me dejó una inquietud que aún no resuelvo y quisiera compartir contigo:  ¿A qué nos referimos cuando hablamos de felicidad o de ser felices?
 
La felicidad no es sólo una respuesta a un momento de gloria o la suma de victorias y triunfos, sino al contrario, refleja muchas veces la ausencia de sufrimiento. Cualquiera que haya sufrido un tiempo largo conoce el alivio al momento de desaparecer el dolor, pero la euforia y el alivio sólo corresponden a dos polos de la felicidad, y entre ellas se encuentran todos los otros momentos cotidianos en los que, sin ser excepcionales, podemos sentirnos inmensamente felices. Sentir alegría no es lo mismo que ser feliz.
 
La alegría es una emoción y, como tal, ocurre a cada instante; sin embargo, la felicidad es un sentimiento perdurable en el tiempo, que no corresponde necesariamente a los acontecimientos. Algunos confunden la felicidad con un estado de paz y tranquilidad, como una meta al final del trayecto o un premio a los justos, pero es mucho el tiempo de espera.

Un sicólogo planteó que la felicidad está relacionada con las expectativas de cada persona y su grado de satisfacción. Pareciera que donde todos coinciden es en la actitud necesaria para disfrutar de la felicidad, una predisposición biológica al optimismo y la templanza para resolver las dificultades.  Pero más que todo lo anterior y algo que yo creo ciegamente, es que la felicidad aparece cuando dejamos de buscarla y es la recompensa natural a lo que entregamos de nosotros mismos.
 


 



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