jueves, 10 de febrero de 2011

[semillas] LA CIUDAD DE LOS POZOS


 


LA CIUDAD DE LOS POZOS
 
Esta ciudad no estaba habitada por personas, como todos las demás ciudades del planeta.  Esa ciudad estaba habitada por pozos vivientes, pero pozos al fin.
 
Un día llegó a la ciudad la "moda" que seguramente había nacido en algún pueblito humano: La nueva idea señalaba que todo ser viviente que se apreciara, debía cuidar mucho más lo interior que lo exterior. Lo importante no era lo superficial, sino el contenido. Así fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban de joyas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos optaron por el arte y fueron llenándose de pinturas, pianos de cola y sofisticadas pinturas modernas. Finalmente, los intelectuales se llenaron de libros, de manifiestos ideológicos y revistas especializadas.
 
Pasó el tiempo, y la mayoría de los pozos se habían llenado a tal punto, que ya no pudieron incorporar nada más. Los pozos no eran todos iguales, así que, si bien algunos se conformaron, hubo otros que pensaron que debían hacer algo para seguir metiendo cosas en su interior. Alguno de ellos fue el primero; en lugar de apretar su contenido, se le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose. No pasó mucho tiempo antes de que la idea fuera imitada, todos los pozos gastaban gran parte de sus energías en ensancharse para poder hacer más espacio en su interior.
 
Un pozo pequeño y alejado de la ciudad, empezó a ver a sus camaradas ensanchándose desmedidamente. Él pensó que si seguían hinchándose de tal manera, pronto se confundirían los bordes y cada uno perdería su identidad.  Quizás, a partir de esta idea se le ocurrió que otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho, sino hacia lo profundo. Hacerse más hondo en lugar de más ancho.  Pronto se dio cuenta que todo lo que tenía dentro de él le imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo debía vaciarse de todo el contenido. Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego, cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo. Vacío de posesiones el pozo empezó a volverse más profundo, mientras que los demás se apoderaban de las cosas que él se había deshecho.

Un día, sorpresivamente el pozo que crecía hacia adentro tuvo una gran sorpresa: adentro, muy adentro, y muy en el fondo encontró agua.  Nunca antes otro pozo había encontrado agua.  El pozo superó la sorpresa y empezó a jugar con el agua del fondo, humedeciendo las paredes, salpicando los bordes y por último sacando el agua hacia afuera. La tierra alrededor del pozo, revitalizada por el agua empezó a despertar. Las semillas de sus entrañas, brotaron en pasto, en árboles y en flores.  Todos le preguntaban cómo había conseguido el milagro. Ningún milagro, hay que buscar en el interior, hacia lo profundo.  Muchos quisieron seguir el ejemplo pero desdeñaron la idea cuando se dieron cuenta de que para ir más profundo tenían que vaciarse.
 
En otra punta de la ciudad, otro pozo decidió correr el riesgo del vacío, empezó a profundizar, también llegó al agua, y también salpicó hacia afuera creando un segundo oasis verde en el pueblo.
 
Un día casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la misma. Que el río subterráneo que pasaba por uno, inundaba la profundidad del otro. Se dieron cuenta de que se abría para ellos una nueva vida. La búsqueda les había deparado un nuevo y secreto punto de contacto: "La comunicación profunda que sólo consiguen entre sí, aquellos que tienen el coraje de vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo de su ser, lo que tienen para dar.  Es allí que brota la alegría profunda, esa agua cristalina que todos anhelamos.
 
Autor Desconocido   
 
EL PADRE NUESTRO DE DIOS PARA NOSOTROS
 
Hijo mío que estás en la tierra, y te sientes preocupado, solitario y tentado.  Yo conozco perfectamente tu nombre, y lo pronuncio como santificándolo, porque te amo.  No, no estás solo, sino habitado por Mí, y juntos construimos este reino del que tú vas a ser el heredero.
 
Me gusta que hagas mi voluntad, porque mi voluntad es que tú seas feliz, ya que la gloria de Dios es el hombre viviente.  Cuenta siempre conmigo y tendrás el pan para hoy, no te preocupes, sólo te pido que sepas compartirlo con tus hermanos.  Sabes que perdono todas tus ofensas, antes incluso de que las cometas, por eso te pido que hagas lo mismo con los que a ti te ofenden. 
 
Para que nunca caigas en tentación, tómate fuerte de mi mano y yo te libraré del mal, bello y querido hijo mío.
 
Amén   
 
 

 


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