sábado, 26 de febrero de 2011

Mas que un paraguas

Sábado, 26 de febrero de 2011

Más que un paraguas 

Léase el Salmo 61.1-5

Pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte!

-Salmo 91.4 (NVI)

EN un día de primavera, me encontraba llevando a cabo mis caminatas matutinas. Como había un pronóstico de lluvia para ese día, llevé conmigo un paraguas. Después de caminar durante un tiempo, comenzó a llover; primero en forma leve y luego copiosamente. Casi todos los que estaban en el lugar corrieron en busca de refugio, pero un par de personas y yo continuamos caminando cobijados por nuestros paraguas, mientras el torrente de agua salpicaba nuestros pies.

En ese momento pude comprender que Dios nos cubre mientras caminamos confiados, cobijados por él. Sentimos el torrente de las pruebas; caminamos sobre los obstáculos. Pero podemos confiar en que Dios estará con nosotros/as.

Sr. José M. Semidey (Patillas, Puerto Rico)

Oración:

Amado Dios, en nuestra jornada de vida, guarda y protege a cada uno de tus hijos/as. En tu nombre oramos: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu Reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos metas en tentación, sino líbranos del mal, porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén.

PENSAMIENTO PARA EL DÍA

Con Dios a mi lado, no hay obstáculo que me pueda detener.

OREMOS:

Por quienes están en medio de una tormenta.


ES MEJOR DAR QUE RECIBIR
¡Reparte a manos llenas!  Una palabra oportuna, una sonrisa, una actitud animadora, un pensamiento generoso, y tu corazón sentirá esta gran verdad:  ¡Es mejor dar que recibir!  ¿Nunca lo sentiste?, ¡Experiméntalo!  Ayuda a alguien sin esperar nada a cambio, y verás cómo llegará a tus puertas, con las manos llenas de alegría, la más grande felicidad que puedas experimentar en la vida... ¡La felicidad de dar!..


Pedro: el sediento de Dios



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