EL APOSENTO ALTO
Miércoles, 16 de febrero de 2011
Llamado o no Trabajen en favor de la ciudad a donde los desterré, y pídanme a mí por ella...
Léase Jeremías 29.4-7
-Jeremías 29.7 (VPEE)HACE varios años mi esposo y yo nos mudamos a un pueblo tranquilo para abrir una hospedería. Fuimos de un retiro total, a días muy ocupados recibiendo a los huéspedes, cocinando y limpiando. Pero nos agrada conocer personas, y sentimos que Dios nos había dirigido a esto como un ministerio.
Aún así me preguntaba en ocasiones sobre nuestro propósito aquí. Entonces me encontré las palabras de Jeremías que leemos hoy. Así que desarrollamos veredas y sembramos flores para el disfrute de huéspedes y residentes. También comenzamos a orar por nuestros vecinos. Después de tres años nos sentimos como en casa en este lugar donde Dios nos trajo.
Más tarde mi esposo fue afectado por una enfermedad terminal y a los dos meses falleció. A veces clamo a Dios: «¿Por qué nos trajiste aquí, y después me dejas sola?». Pero el Salmo 46.1 promete: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones».
En memoria de mi esposo, coloqué una placa en el jardín. Ésta dice: «Lo llamemos o no, Dios está presente». Me encuentro con Dios en el jardín y sigo orando por mis vecinos.
Sra. Brenda Coffman (Illinois, EUA)
Oración:
Oh Dios, gracias por estar dondequiera que estemos. Sostén al que sufre y cambia su dolor en gozo. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
Dondequiera que estoy, Dios me llama a orar por quienes me rodean.
OREMOS:
Por quienes han enviudado recientemente.
Pedro: el sediento de Dios
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