lunes, 4 de octubre de 2010

La paradoja de nuestro tiempo


LA PARADOJA DE NUESTRO TIEMPO
 
"La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos y temperamentos más reducidos, carreteras más anchas y puntos de vista más estrechos. Gastamos más pero tenemos menos, compramos más pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes y familias más chicas, mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos más grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, más expertos pero más problemas, mejor medicina pero menor bienestar. 
 
Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reímos muy poco, manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiada televisión y oramos muy rara vez.  Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.  Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años. Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino.  Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior. Hemos hecho grandes cosas, pero no por ello mejores.  Hemos contaminado nuestro aire al igual que nuestra alma. Conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios. Escribimos más pero aprendemos menos. Planeamos más pero logramos menos. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar. Producimos computadoras que pueden procesar mayor información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos. 
 
Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y de poco carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales.  Hoy en día hay dos ingresos pero más divorcios, casas más lujosas pero hogares rotos.  Son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, amores de una sola noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar.  Son tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la bodega.  Tiempos en que la tecnología puede hacerte llegar esta carta, y en que tú puedes elegir compartir estas reflexiones o simplemente borrarlas.

    Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos porque ellos no estarán aquí siempre.
    Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejará de ti.
    Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca porque ese es el único tesoro que puedes dar con el corazón, sin que te cueste ni un centavo.
    Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobre todo dilo sinceramente. Un beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma.
    Acuérdate de tomarte de la mano con tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo.
    Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus más preciadas ideas.
 
Y recuerda siempre:
 
"La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan"
 
George Carlin   
 
CALIDAD HUMANA

En esta época todos hablan de calidad de productos, de calidad de procesos, calidad de servicios, calidad de sistemas ... muy poca gente habla de calidad humana, calidad de vida ... y sin ella, todo lo demás es apariencia, sin fundamento. Hablar de calidad humana es cuidar nuestros vínculos con los demás. Necesitamos rehacer nuestros vínculos humanos. De nada sirve trabajar de sol a sol en un lugar donde no tenemos amigos y llegar cansados a un hogar en el que nadie se interesa en saber cómo nos fue. ¿Para qué trabajar tanto si nos sentimos solos? Es triste leer un libro y no tener con quién comentarlo, es doloroso sentirse preocupado y no contar con alguien a quién abrirle el corazón.
 
¿Para qué tener lo que no se puede compartir? El valor de lo material está en su aplicación, la belleza de tener está en compartir. La magia de luchar por una prosperidad económica, estriba, ni más ni menos, en poder ver sonreír a alguien a quien le damos el privilegio de disfrutar lo que ganamos. Eso es parte de la naturaleza humana: dar, convivir, amar, servir... ayudar.
 
En muchas ocasiones estamos asustados, asustados de lo que tal vez no podemos hacer; asustados de lo que pensaría la gente si tratamos.  Permitimos que nuestros miedos se interpongan en nuestros sueños.  Decimos no, cuando queremos decir sí.  También, decimos sí cuando queremos decir no. Murmuramos cuando queremos gritar ... y después gritamos a quien no teníamos que hacerlo: ¿por qué?
 
Después de todo, cruzamos por esta vida una sola vez, no hay tiempo para tener miedo. Así que intenta ... intenta aquello que no has hecho, arriésgate, vive tu verdad, haz valer tus sentimientos, participa en aquella maratón, enfréntate como ganador a las cosas cotidianas. Baila, habla en contra de lo que no te gusta, escribe aquella carta, visita pueblos que no conozcas, llámale y dile cuánto le amas, díselo, anda díselo, no esperes a que lo adivine ... el tiempo no regresa ... no tienes nada que perder y todo ... ¡Todo que ganar!


No hay comentarios:

Publicar un comentario