lunes, 11 de octubre de 2010

El Aposento alto

EL APOSENTO ALTO

Lunes, 11 de octubre de 2010
El «aposento alto»

Léase Santiago 5.13-16

Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
-Mateo 18.20 (RVR)

TENGO una amiga querida, Priscila, a quien no he visto desde que mi esposo y yo nos mudamos a otra ciudad hace muchos años. Cada mañana, al leer El Aposento Alto, el título me recuerda a mi amiga. Fue en el «aposento alto» de nuestra iglesia que nos conocimos mientras nos preparábamos para enseñar en la escuela bíblica de vacaciones. Al preguntarnos dónde nos conocimos, nos encantaba decir que nos conocimos en «el aposento alto» (Lucas 22.12).

A medida que nuestra amistad se profundizó, el aprecio por nuestro tiempo de oración creció. Priscila me enseñó a orar en forma espontánea. Si alguna de nosotras necesitaba oración, Priscila inmediatamente decía: «Ana, vamos a orar». Al principio yo respondía: «¿Aquí? ¿Ahora mismo?». Ella siempre tomaba mis manos y comenzaba a orar.

Era importante para mí que Priscilla tomara mis manos y dijera: «Vamos a orar». Sentía la presencia de Dios en el toque de nuestras manos. Sentía esperanza, liberando cualquier tensión que estuviera experimentando, dándome confianza en que Dios estaba obrando e iba a solucionar cualquier problema.

Sra. Anne Sheffield (Virginia, EUA)

Oración:

Amado Señor, gracias por el regalo de amistades que están dispuestas a orar por y con nosotros/as. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA

Cuando oramos con otras personas, sentimos el toque de Dios.


OREMOS:

Por compañeros/as de oración.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario