LA PAZ EMPIEZA EN EL HOGAR
Aunque consideres que ninguno de tus hijos es un delincuente, es necesario tener presente que la violencia poco a poco entra en los hogares. ¿Sabías que el 25% por ciento de las jovencitas hoy en día son golpeadas por sus novios? y lo que es peor, la mayoría de ellas cree que esto es normal.
Al escuchar noticias lamentables como éstas, no podemos dejar de preguntarnos ¿quién puede ser capaz de semejante barbaridad?, ¿en qué corazón humano cabe tanta frialdad?, ¿quién puede ser capaz de tanta violencia?
Desafortunadamente, ésta es una realidad que afecta a todos los hogares, y de muchas maneras. Es verdad que la violencia siempre ha existido, pero lo más peligroso ahora, es que se empieza a tolerarla, a aceptar como inevitable. Hoy es inusual encontrar una película donde las balas, el sexo deliberado y la cruda violencia no hagan su aparición. Sin embargo, el hombre no está hecho para la guerra, está hecho para la paz. Y esto se puede asegurar porque la historia nos demuestra que el hombre que vive en la violencia se autodestruye. Lo difícil y complicado del tema es que la paz no se da instantáneamente ni por mandato, no se obtiene sin esfuerzo, ni se compra o pide prestada: la paz tiene que nacer del corazón de cada hombre.
Y si no hay paz en el corazón, ¿cómo puede haber paz en un pueblo, en una nación, en el mundo?
Mantener la paz es una obligación primaria para todos, pero en especial para los padres, pues es en el hogar donde se aprende a vivir y a construir la paz; es allí donde los padres tienen la enorme responsabilidad de enseñar a los hijos la manera de comportarse, de tratar a los demás y de resolver los problemas.
No cabe duda de que la paz es algo muy frágil por lo que hay que trabajar pacientemente todos los días para conquistarla. Es increíble cómo hasta en una pequeña sociedad como la familia, donde existe cariño entre sus miembros, puede perderse la paz. Contrario a lo que muchos creen, la paz no es la ausencia de la guerra, ni es solamente el respeto a los otros. La paz se vive al tener un verdadero sentido de justicia, y cuando se reconocen los derechos de los demás.
Hay que enseñar a los hijos a distinguir entre el bien y el mal, al formar en ellos una conciencia recta,a la vez que se trabaja por la paz. Exaltar en ellos el valor de la vida humana, su dignidad y su derecho. Tanto la vida de ellos mismos como la de los que lo rodean tiene un inmenso valor, desgraciadamente con tanta violencia los niños no aprecian este valor.
PASOS PARA LOGRAR LA PAZ
Muchas veces aunque los niños conozcan el bien y el mal, les falta fuerza de voluntad, no han aprendido el hábito del esfuerzo, son niños "buenos", pero tal vez estos niños no han aprendido a dominarse, ni a pensar en los demás, ni a sacrificarse, sienten que el mundo gira al rededor de ellos, muchos de estos niños se convierten en "tiranos".
A los hijos hay que exigirles, claro que dentro de sus posibilidades, enseñarles a enfrentar los problemas y a esforzarse para resolverlos, que sepan sentirse orgullosos de haber sido capaces de realizar las cosas por sí mismos.
Que tengan héroes que inspiren su vida, pero que sean héroes de grandes ideales, porque actualmente a los niños se les presenta la violencia como forma de heroísmo, necesitan de los padres para que les enseñen lo que es noble y grande.
Cuidar que los niños no adquieran la costumbre de tomar las cosas de otro, por muy insignificante que sea el robo, y si estropea algo ajeno, hay que reponerlo, enseñarles que las cosas ajenas siempre se respetan.
Es algo que de por sí es difícil en los niños, es en esta edad cuando tienden a ser más egoístas, por ello es importante que ellos vean un buen ejemplo: cómo sus padres ayudan al necesitado o al que tiene algún problema. Para despertar en los niños el sentido de generosidad, se les puede acostumbrar desde pequeños a renunciar a algo suyo y compartirlo con algún otro niño.
El que es cortés sabe que no es el centro del mundo, es una persona que piensa en los demás y en sus sentimientos. El dominio de sí mismo es un elemento que va de la mano con la cortesía. Un niño que hace un coraje porque algo le ha salido mal o porque el hermano le rompió algo y no se le enseña a controlarse, ya grande será muy difícil, si no es que imposible, que tenga control de sus actos y mucho menos respeto por los demás.
Es un elemento esencial para que haya armonía y equilibrio en un hogar. Cuando hay orden en una casa, hay normas y límites, esto proporciona seguridad a los hijos y les enseña a tener disciplina.
No puede dejarse de mencionar este valor esencial para que haya paz, pues es un elemento que determinará la calidad de la persona y su capacidad para relacionarse con los demás. Buscar el bien personal y el de los demás es justamente lo que trae como consecuencia la paz.
La paz es el resultado de muchas actitudes, todas estas fundamentadas precisamente en la caridad, no entendida como limosna, sino como amor. Gastón Courtois escribió: "Cuando la caridad domina, la humanidad se engrandece. Cuando el egoísmo reina, la humanidad se rebaja".
Qué responsabilidad tienen los papás de enseñar esta virtud en los hijos, en sus manos está el que haya sociedades justas y pacíficas.
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