EL APOSENTO ALTO
Sábado, 22 de mayo de 2010Amad, pues, a vuestros enemigos, haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo... ¡Gracias!
Léase Filipenses 4.4-7
-– Lucas 6.35 (RVR)LE envié un cheque a una amiga que estaba luchando por sostenerse con su salario limitado. Aunque era una pequeña cantidad, esperaba al menos alguna señal de agradecimiento. No recibí ningún comentario, y me preguntaba si había recibido el donativo. Dos meses más tarde, la encontré en el pueblo. Me dio un «gracias» escueto cuando le pregunté si había recibido el dinero, y me dijo que todavía no había tenido tiempo para depositarlo. Sentí que mi regalo no había sido apreciado y me pregunté si sería generosa en el futuro.
De regreso a casa me arrodillé, para perdonar a mi amiga y confesar mi enojo. Doy gracias porque Dios es más misericordioso de lo que nosotros/as somos. Dios continúa dándonos, aunque nosotros nos olvidamos de dar las gracias. En 1ª a los Tesalonicenses 5.18 dice: «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús».
Dios no necesita nuestro agradecimiento, pero le agrada nuestra gratitud. Cuando le damos gracias a nuestros amigos y al prójimo, fomentamos su bienestar y el nuestro.
Sra. Brenda Gordon (Aberdineshire, Escocia)
Oración:
Padre, ayúdanos a recordar decir gracias. Perdónanos cuando ofendemos a otras personas por inconsciencia. Amén.
El dar gracias honra a nuestro Dios bondadoso.
OREMOS:
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