El APOSENTO ALTO
Domingo, 16 de mayo de 2010
Ten piedad de mí, Dios, conforme a tu misericordia... porque yo reconozco mis rebeliones... Decisiones difíciles
Léase Lucas 22.31-34, 54-62
-– Salmo 51.1, 3 (RVR)ESTOY seguro de que el apóstol Pedro a menudo deseó callarse o reaccionar en forma diferente. Jesús le advirtió a Pedro sobre sus negaciones. Dios nos advierte a nosotros/as; pero como Pedro, no siempre escuchamos.
He vivido lo suficiente como para tener muchos motivos de arrepentimiento. La mayoría de ellos involucran palabras fuertes que, a pesar de mis buenas intenciones, no ayudaron a nadie. Recuerdo cuando ofendí a alguien hace unos años. Hemos servido en el ministerio, pero sólo recientemente mi colega y yo dimos los primeros pasos hacia la reconciliación. No fue fácil para mí y quizás fue incómodo para ella. Pero ella me aseguró que no guardaba rencor. Tal perdón no tiene precio. Ambos reconocimos que no podíamos cambiar el pasado, pero podemos mirar al futuro.
Eso no es siempre fácil, pues recordamos lo que hicimos. Es difícil olvidar y perdonar, incluso perdonarnos a nosotros mismos. No podemos cambiar lo que hemos hecho, pero podemos cambiar cómo actuamos ahora. Esas no son decisiones fáciles, pero son necesarias.
Sr. Jeff Adams (Arizona, EUA)
Oración:
Oh Dios, ayúdanos a perdonarnos a nosotros mismos, así como perdonamos a otras personas. Amén.
La evidencia de nuestro arrepentimiento es una conducta diferente.
OREMOS:
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