domingo, 30 de mayo de 2010

Bajo el peso del equipaje


BAJO EL PESO DEL EQUIPAJE
 
Era una mujer bonita, de rostro agraciado. Tenía un metro con cincuenta y dos de estatura, cincuenta y cuatro kilos de peso, cabello negro y ojos castaños almendrados. Vestía pantalones jeans, suéter azul, una blusa, dos camisetas, un anillo, una pulsera y un par de aretes. Parecía tener unos veinte años de edad.  Estaba muerta, en posición fetal. La descubrieron en el aeropuerto de Los Ángeles, California, metida dentro de una estrecha maleta. Al parecer, había intentado entrar a los Estados Unidos como polizón, pero el peso de todo el equipaje que se le puso encima le había oprimido el pecho. La muchacha había muerto por asfixia mecánica. «La mató el peso del equipaje de otros», comentó un funcionario.

Este es un caso patético. Una muchacha pobre y esperanzada, procedente del oriente, intenta entrar a los Estados Unidos.  Sueña quizás con trabajo, dinero, comodidades y poder ayudar a sus familiares.  Se esconde en una maleta de reducidas dimensiones.  Encima de ella se coloca una gran cantidad de maletas, y así muere, oprimido su pecho por un peso que no puede resistir.

Hay muchas personas que se encuentran en una condición parecida a la de esta joven. Tienen el pecho oprimido por cargas que difícilmente pueden soportar y como a esta muchacha, les espera una muerte segura.  Hay mujeres solas, ya sea solteras, viudas o abandonadas, que cargan sobre el corazón un peso que apenas soportan. Sólo una débil esperanza, o esa inmensa capacidad de resistencia que tienen las más fuertes, las mantiene con vida.

Hay esposas que amaron intensamente a su esposo y se casaron con él pensando llegar a la cumbre de la felicidad, y en el camino fueron víctimas de su infidelidad. El peso de esa traición les oprime el corazón, y a duras penas soportan la vida que llevan con él.  Hay esposos y padres que trabajan para sostener a su familia, y sienten que sus esfuerzos jamás serán premiados lo suficiente como para salir adelante como quisieran. Ese callejón sin salida en que se encuentran es como una maleta en la que están aprisionados y la rutina ingrata los está ahogando lentamente.

Hay artistas que nunca vieron realizados sus sueños; poetas que jamás lograron publicar nada; genios ignorados; triunfadores en las ciencias y en las artes, que por destinos adversos nunca llegaron a nada. Ellos también viven como si estuvieran dentro de una estrecha maleta, sintiendo que el peso de la vida los asfixia. 
 
Si bien no puedes hacer de tu vida lo que quieras, porque hay factores condicionantes que están más allá de tu capacidad, lo cierto es que la vida misma te está pidiendo constantemente que tomes decisiones que afectarán tu futuro. Reconocerlo es el primer paso para tomar el control de cada situación, ya que si lo ignoras, lo que en realidad estás haciendo es dejar que los otros decidan por ti.

Debes ser consciente de que gran parte de lo que te ocurre cae dentro de tu capacidad de decisión, es decir no hay nada dentro de lo que te sucede que no estés en capacidad de superarlo.  Si renuncias a tomar el control en aquellos casos en que sí puedes hacerlo, también estás tomando una decisión: la de dejar que algún otro se ocupe de lo que tú no quieres hacer, es decir, determinar que será de tu vida.

Decidir es una tarea angustiante, ya que pocas veces se tiene la información necesaria o la seguridad de que lo que uno decida podrá llevarse a cabo. Por eso es que muchas personas escapan a esta responsabilidad, dejando que el azar u otras personas decidan por ellas. Están en su derecho de hacerlo, pero después no deben quejarse si las cosas no salieron como querían.  Por más doloroso que sea el tener que tomar una decisión, es conveniente que seas tú el que lo hagas si la misma afecta tu futuro.
 
Recuerda siempre que si tú no tomas el control de tu vida, alguien lo hará por ti. Piensa cuántas calamidades que la humanidad ha sufrido, se habrían evitado si las personas no hubieran renunciado a su calidad de seres humanos capaces de decidir el destino de las cosas que vivieron en esos momentos.
 
Desgraciadamente, la mayoría de nuestras decisiones se originan en la prisión del pasado. Tomamos decisiones sobre el futuro, pero basamos nuestras ideas en lo que era posible en el pasado. Reaccionamos a partir de conductas antiguas y eventos que pasaron hace tiempo. Llevamos estas cicatrices del pasado y estamos dispuestos a decirle a cualquiera -quiera o no escucharnos- la mala "mano" que, en este partido de naipes llamado vida, nos tocó en suerte.  Este vivir "atados al pasado" crea una prisión que destruye toda opción.  Usamos los eventos pasados para justificar nuestra inacción del presente.

El primer paso hacia una verdadera opción es saber, e internalizar, que el pasado no existe: ha terminado.

La mayoría de las personas vive su pasado en su futuro.  Por eso obtienen siempre -en una repetición interminable- los mismos resultados.  Estoy seguro que tú  has oído que una definición de locura, es hacer la misma cosa una y otra vez y esperar resultados diferentes.  La verdadera opción es tener la habilidad de tomar una decisión basada en el futuro, no en el pasado.

¿Sabes cómo capturan a los monos en India? Construyen una caja pequeña pero lo suficientemente grande como para que el mono pueda encajar su mano por un costado. Luego ponen algunos plátanos en la caja. No son plátanos ordinarios, sino muy maduros y sabrosos: el tipo de plátanos que un mono podría querer por siempre.  Así, el mono huele los plátanos y vacilantemente pone su mano por la ranura del costado y toma los plátanos.  Su mano no zafará de la ranura, a menos que deje caer el plátano.  El primate tiene un dilema: ¿suelta el plátano y escapa... o espera y va al parque zoológico? 
 
¿Comprendes la parábola?  Si tú no sueltas el pasado... ¡estarás viviendo tu vida como un mono! Por tal motivo, el primer paso hacia una opción verdadera es quitar la ilusión del pasado.

El segundo paso hacia una verdadera opción es la responsabilidad.  La responsabilidad empieza con SER la causa de tu vida.  Tú estás causando tu vida, estés o no consciente de ello. La responsabilidad es tomar propiedad de tu vida. Ser responsable comienza con lidiar con una situación desde el punto de vista "Yo genero lo que Soy, Hago o Tengo". No existe término medio en la responsabilidad; tú no puedes decir: "Creo que soy responsable por mi vida..."

La responsabilidad no es carga; falta; alabanza; reproche; crédito; vergüenza, o culpa. Aquí no existe lo bueno o lo malo, lo correcto o lo incorrecto. Simplemente existe lo que ES y lo que tú deseas SER en cada área de tu vida. Cuando tú vives de un contexto de SER responsable tú vives una libertad auténtica:  Causa (tú) = Libertad = Opción.  Ahora, que tú tienes la habilidad de elegir libremente, crea opciones que se alineen con lo que tú quieres crear para tu futuro. De esta manera, el tercer y último paso es crear un futuro.  Elegir el futuro, es tu oportunidad de escribir un nuevo acuerdo con la realidad.

Comprende que tú eres una máquina productora de significado.  Tu mente está constantemente dando significado a todo, en tu ambiente y en tu vida.  Tú puedes entonces crear tu propia realidad de lo que ERES: tienes el poder para crear tu futuro. Y al tomar decisiones hoy, alineadas con tu futuro, las manifestará en tu realidad de mañana.
 
Autor Desconocido   

CONFÍA EN TUS FUERZAS Y RECUERDA QUE NADA ES IMPOSIBLE
 
Confía en las cosas que te inspiran. Confía en las cosas que te dan felicidad.  Confía en los sueños que siempre has anhelado y déjalos hacerse realidad.  La vida no hace promesas sobre lo que te reserva el futuro.  Debes buscar tus propios ideales y animarte a cumplirlos.  La vida no te ofrece garantías sobre lo que tendrás, pero te ofrece tiempo para decidir qué buscas y arriesgarte a encontrarlo y a revelar algún secreto que encuentres en tu senda.

Si tienes voluntad para hacer buen uso del talento y de los dones que son sólo tuyos; tu vida estará llena de tiempos memorables y de inolvidable alegría.  Nadie comprende el misterio de la vida o su significado, mas para aquellos que deciden creer en la verdad de lo que sueñan y en sus fuerzas, la vida es un singular regalo y nada es imposible. 
 
Autor Desconocido  

 



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