OREMOS:
Que así como el padre lo glorificó, toa mi vida glorifique y axalte a Jesús.
Que la Iglesia glorifique y proclame a Jesucristo y sus propósitos se cumplan.
Que los gobernantes conozcan a Jesús, no solo sufriendo en la cruz, sino en la grandeza de Su magestad, gloria y poder, y aprendan a adorarlo como Rey.
Pedro: el sediento de Dios
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