EL APOSENTO ALTO
Miércoles, 7 de julio de 2010
Hizo Jonatán un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo. Amigo del alma
Léase 1º de Samuel 18.1-4; 19.1-7
-1º de Samuel 18.3 (RVR)POCO después de convertirme en un predicador laico, un miembro de nuestra congregación me describió como uno de sus consejeros espirituales. Al escuchar esto, me llené de un gran sentido de responsabilidad.
Los miembros de la antigua iglesia cristiana céltica buscaban un anam cara: un «amigo del alma». Éste podía ser un hombre o una mujer, laico o pastor con experiencia en los caminos y las enseñanzas de Jesucristo. El amigo del alma era una persona que podía brindar la guía necesaria, especialmente en momentos cruciales de la vida. Cuenta la leyenda que el amigo del alma de Columba le sugirió que ganara tantas almas para Cristo como la cantidad de almas que fallecieron en la batalla que él causó. Para realizar esto, Columba salió de su tierra natal de Irlanda para fundar un asentamiento cristiano en la isla de Iona, en las afueras de la costa oeste de Escocia.
Hoy, en nuestra propia iglesia, podemos hallar un amigo del alma. Ese amigo es alguien con quien podamos hablar sinceramente, que nos acompañe en nuestra jornada de crecimiento, y que nos ayude a seguir a Dios fielmente.
Sr. Bill Findlay (Glasgow, Escocia)
Oración:
Gracias, Señor, por quienes caminan a nuestro lado, por quienes nos ayudan a mantenernos en tu camino. Amén.
Dios nos guía a menudo a través de las palabras de amigos del alma.
OREMOS:
Pedro: el sediento de Dios
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