EL APOSENTO ALTO
Viernes, 16 de julio de 2010
Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres. ¡No está encerrado!
Léase Juan 8.31-38
-Juan 8.36 (RVR)LA compañía para la que trabajo tiene un refrigerador tan grande que uno puede entrar en él. Allí mantenemos las frutas frescas que vendemos. La primera vez que caminé dentro del refrigerador, estaba tan frío que podía ver mi aliento en el aire. Estaba deseosa de salir al aire cálido, pero cuando di la vuelta hacia la salida, no había un mango en la puerta. Comencé a atemorizarme. Tuve miedo de congelarme hasta morir, antes de que alguien viniera a sacarme. El fabricante del congelador debió haber anticipado esta situación. Un aviso en el interior de la puerta leía: «¡Usted no está encerrado!». Rápidamente empujé la puerta y pude salir.
Más tarde, pensé en los momentos en mi vida en que me he sentido encerrada espiritualmente, sin la esperanza de salir. A veces estaba deprimida y no quería seguir hacia adelante. Cada vez que las cosas parecían sin esperanza, Dios me recordaba: «¡No estás encerrada! Envié a mi hijo, Jesús, para liberarte».
Al poner nuestra fe en Dios, orar y leer la Biblia, podemos hallar esperanza en que las puertas se abrirán, la sanidad vendrá y nuestros corazones y mentes serán transformados.
Sra. Norma Newton (Oklahoma, EUA)
Oración:
Amado Dios, ayúdanos a confiar en que no importa cuán atrapados nos sintamos, tú nos ofreces libertad. Amén.
Ninguna prisión es tan fuerte que Dios no pueda liberarnos de ella.
OREMOS:
Pedro: el sediento de Dios
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