miércoles, 26 de enero de 2011

LA HISTORIA DE JEAN MARCEL



 
 

LA HISTORIA DE JEAN MARCEL
 
La secretaria de un famoso cardiólogo entra al consultorio de este y le anuncia que recomendado por un médico del hospital público, un viejito muy pobre, desea consultarle.  El médico le dice que lo atenderá cuando termine de examinar a todos los pacientes con órdenes médicas.
 
Después de dos horas de espera, el médico recibe al anciano y éste le explica la razón de su visita:
-    El médico del hospital público me ha enviado con usted porque únicamente un médico de su prestigio podría solucionar mi problema cardíaco y, en su clínica poseen equipos tecnológicos para llevar a cabo la operación que necesito.
 
El médico ve los estudios y coincide con el colega del hospital público. Luego le pregunta al viejito a través de qué entidad social se haría operar.
 
Este le contesta:
-    Ahí está el problema doctor.  Yo no vengo por ninguna obra social y tampoco tengo dinero. Como verá, soy muy pobre y para peor, sin familia.  Sé que es mucho lo que pido, pero tal vez entre sus colegas y usted puedan ayudarme.
 
El médico no lo dejó terminar la frase. Estaba indignado con su colega del hospital público, así que lo envió de regreso con una nota explicándole que su "clínica era privada y de mucho prestigio", por lo tanto no podía acceder a su pedido.  Él había estudiado y trabajado durante muchos años para instalar su clínica y ganar el prestigio y los bienes que tenía.
 
Cuando el anciano se retiró. El médico se percató que éste había olvidado una carpeta con unas poesías y una frase suelta que le llamó mucho la atención. La frase decía: "El órgano que mejor habla es el corazón" y firmaba Jean Marcel. Esta frase le gustó mucho al médico, pero lo que más le gustó fue el nombre del autor de la frase, Jean Marcel.  Le hacía recordar a su niñez y juventud, pues, en la primaria, la maestra les leía sus hermosos cuentos infantiles.  En la secundaria, la profesora de literatura les enseñaba bellísimas poesías y fue con una de ellas que, al dedicársela a una de sus compañeras, se enamoró y fue esta su primera novia.  ¿Cómo olvidar todo eso, si fue parte de lo mejor de su infancia?
 
A la semana siguiente, al iniciar la jornada, la secretaria entra al consultorio con el periódico de la mañana y afligida le dice al médico:
-    Doctor, ¿se enteró que encontraron muerto a Jean Marcel en un banco de la plaza?, tenía 88 años el pobre.
 
El médico suspiró de pena y contestó:
-    Hombres como él no deberían morir nunca, que Dios lo tenga en paz, me hubiera gustado conocerlo.
-    ¿Pero cómo doctor, no lo recuerda?, le dice la secretaria mostrándole la fotografía del periódico:  era el pobre viejito que vino la semana pasada a consultarle.  Era un conocido escritor, solitario y bohemio. No tenía parientes y..."

El médico no la dejó terminar. Le pidió que se retirara y sentándose con los brazos cruzados en el escritorio, lloró.  Lloró como nunca lo había hecho, como el niño que llevaba escondido en su alma.  Largo tiempo estuvo en el silencio de su consultorio. Luego, mientras secaba las lágrimas de sus ojos, elevó su mirada al cielo mientras decía:  Perdón Señor, no soy digno de Ti, no soy digno de que me mires. Todo lo que tengo te lo debo. Me enviaste a un pobre viejo y me habló con la voz del corazón. Yo lo escuché con el oído del egoísmo, mi vergüenza es grande.  Perdóname Señor.

Con el correr de los años, La "Clínica Jean Marcel", como se denomina desde entonces, se hizo muy famosa.  El médico habilitó un sector para la atención de pacientes sin órdenes médicas y él personalmente practicaba las cirugías.
 
Autor Desconocido   
 
¡Cuántas veces nos habrá pasado lo mismo a nosotros!  Nos han hablado con la voz del corazón y no hemos oído, hemos sido egoístas con nuestros hermanos.  Pidámosle a Dios que no nos pase como a este pobre médico, que habiendo curado tantos corazones, no supo escuchar a tiempo al suyo.
 
        
 

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