sábado, 4 de diciembre de 2010

lLa nieve una tarjeta de Navidad

EL APOSENTO ALTO

Sábado, 4 de diciembre de 2010
La nieve en una tarjeta de Navidad

Léase el Salmo 34.1-10

Prueben, y vean que el Señor es bueno. ¡Feliz el hombre que en él confía!
-Salmo 34.8 (VPEE)

DE niña, creciendo en el cálido delta del río Mississippi, me sentaba en el balcón en el invierno y oraba para que nevara. Aunque esporádicamente caía alguna nieve, lo más cercano a una buena nevada venía en las tarjetas de Navidad.

Cuando crecí, las tarjetas de Navidad con brillo venían en el correo y en mi mente más madura pensaba: Eso es sólo brillo artificial. La nieve realmente no luce así. Más tarde, al casarme, nos mudamos a una ciudad en el medio oeste de los Estados Unidos. Cuando anunciaron la primera nevada, estaba en ansiosa expectativa. Una noche ocurrió; la nieve cayó. Para mi asombro, observé que la nieve realmente brillaba como miles de joyas diminutas. Las tarjetas de Navidad que habían inspirado mi imaginación reflejaban la realidad.

¡Cómo se ha parecido mi vida espiritual a ese descubrimiento! De niña creía en Dios, pero nunca lo había experimentado realmente. Entonces descubrí la verdad: el Dios en el que había creído de niña era aún más maravilloso de lo que me había imaginado. Descubrí que al igual que la nieve brillante, Dios deja caer sobre nosotros/as su luz y su amor deslumbrante.

Sra. Mary Hughes (Missouri, EUA)

Oración:

Amado Señor, gracias por la misericordia, amor y ternura que derramas sobre nosotros/as. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA

Dios se deleita en derramar su amor sobre nosotros/as.


OREMOS:

Por nuevos descubrimientos sobre el amor de Dios.

 Pedro: el sediento de Dios



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