miércoles, 1 de septiembre de 2010

De vuelta al paraiso


DE VUELTA AL PARAÍSO
 
En cierta ocasión le preguntaron a Ramesch, uno de los grandes maestros de la India, lo siguiente:
-    ¿Por qué existen personas que salen fácilmente de los problemas más complicados, mientras que otras sufren por problemas muy pequeños y se ahogan en un vaso de agua?
 
Él simplemente sonrió y contó una historia:

Era un sujeto que vivió amorosamente toda su vida. Cuando murió, todo el mundo decía que él iría al cielo, pues un hombre tan bondadoso solamente podría ir al Paraíso.  En aquella época el cielo todavía no había pasado por un programa de calidad total.  La recepción no funcionaba muy bien, y quien lo atendió dio una ojeada rápida a las fichas de entrada, pero como no vio su nombre en la lista, le orientó para que pudiera llegar al Infierno. Y como en el infierno nadie exigía identificación ni invitación (cualquiera que llegara estaba invitado a entrar), el sujeto entró y se quedó.

Algunos días después Lucifer llegó furioso a las puertas del Paraíso y le dijo a San Pedro:
-    Eso que estás haciendo es puro terrorismo.  Mandaste a aquel sujeto al Infierno y él me está desmoralizando.  Llegó escuchando a las personas, mirándolas a los ojos, conversando con ellas. Ahora todo el mundo está dialogando, abrazándose, besándose. El Infierno no es lugar para eso Por favor, trae a ese sujeto para acá.

Cuando Ramesh terminó de contar esta historia dijo:
- Vive con tanto amor en el corazón que, si por error vas a parar al Infierno, el propio demonio te traiga de vuelta al Paraíso.
 
Autor Desconocido   
 
GRACIAS SEÑOR
 
   Gracias Señor; por la paz, la alegría y por la unión que los hombres, mis hermanos, me han brindado, por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron, por esa mano oportuna que me levantó.
    Gracias Señor; por esos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron, por esos oídos que me escucharon, por ese corazón de amistad, cariño y amor que me dieron.
    Gracias Señor; por el éxito que me estimuló, por la salud que me sostuvo, por la comodidad y diversión que me descansaron.
    Gracias Señor; (me cuesta trabajo decírtelo) por la enfermedad, por el fracaso, por la desilusión, por el insulto y engaño, la injusticia, la soledad, y por el fallecimiento del ser querido. Tú lo sabes Señor, cuán difícil fue aceptarlo; quizá estuve a punto de la desesperación, pero ahora me doy cuenta de que todo esto me acerco más a Ti.  ¡Tú sabes lo que hiciste!
    Gracias Señor; sobre todo por la fe que me has dado en Ti y en los hombres; por esa fe que se tambaleó, pero que Tú nunca dejaste de fortalecer, cuando tantas veces encorvado bajo el peso del desánimo, Tú me hiciste caminar por el sendero de la verdad, a pesar de la oscuridad.
    Gracias Señor; por el perdón que tantas veces debería haberte pedido, pero que por negligencia y orgullo he callado.
    Gracias Señor; por perdonar mis omisiones, descuidos y olvidos, mi orgullo y vanidad, mi necesidad y caprichos, mi silencio y mis habladurías sobre los demás.
    Gracias Señor; por absolver mis prejuicios a mis amigos y hermanos, mi falta de alegría y entusiasmo, mi falta de fe y confianza en Ti, mi cobardía y mi temor en mi compromiso.
    Gracias Señor; porque me han perdonado y yo no he sabido perdonar con la misma generosidad.
    Gracias Señor; por indultar mi hipocresía y doblez, por esa apariencia que con tanto esmero cuido, pero que sé en el fondo no es más que engaño a mí mismo.
    Gracias Señor; por disculpar mis labios que no sonrieron, por esa palabra que callé, esas manos que no tendí, esa mirada que desvié, esos oídos que no presté, esa verdad que omití y ese corazón que no amé.
    Gracias Señor; por esa protección con que siempre me has preferido y te suplico muy encarecidamente por tu amor, disculpes mi silencio y cobardía.
    Gracias Señor; por todos lo que no te dan gracias, por los que no imploran de tu ayuda y por los que no te piden perdón.
 
No abandones las obras de tus manos, y llena mi vida de esperanza y generosidad.  Señor. Hágase tu voluntad y no la mía.
 
Autor Desconocido   

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