sábado, 26 de junio de 2010

En la parada del ómnibus

EL APOSENTO ALTO

Sábado, 26 de junio de 2010
En la parada del ómnibus

Léase 1º de Samuel 16.1, 6-12

La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.
-– 1º de Samuel 16.7 (NVI)

LLEGUÉ a la parada del ómnibus con mi hijo de tres años y observé a las otras personas que ya estaban allí. Una mujer sobresalía debido a su rostro adusto, que parecía marcado por una actitud rígida. Mi hijo, sin embargo, sin prejuicio, se acercó al banco donde ella estaba sentada, mirándola a los ojos y comenzó a hablar con ella. Ante mis ojos, su rostro rígido se suavizó mientras respondía al encanto de un niño amigable.

Las acciones de mi hijo y la reacción de ella me hicieron pensar en las formas en que le respondemos a otras personas. ¿Cuán a menudo perdemos la oportunidad de desarrollar relaciones pues no hemos hecho un esfuerzo por conocer a algunas personas porque hemos juzgado que no valen la pena?

Jesús tocó a personas que otras rechazaban. Él quiere que seamos sus manos, su corazón y su voz para quienes parecen inaccesibles o desagradables. Algunas personas responderán al instante, como la mujer en la parada del ómnibus. Otras puede que necesiten un trato gradual. Pero cada una merece nuestro esfuerzo. Después de todo, Dios ha obrado en nosotros a través del tiempo y continúa obrando en nuestras vidas.

Sra. Colette Williams (Australia del Sur, Australia)

Oración:

Señor, ayúdanos a ver a otras personas a través de tus ojos de amor. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA

Una palabra tierna puede brindar un consuelo inesperado.


OREMOS:

Por alguien a quien he juzgado por su apariencia.

 Pedro: el sediento de Dios





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