Segundo día. Ya pasó un día completo. Veinticuatro horas. Y pueden ser determinantes en nuestra vida. Tal como fueron esos diez días en la vida de Daniel.
Es menester comprender a cabalidad el siguiente pensamiento: "Si todo nos está saliendo bien en la vida, si todo es color de rosa, no hay necesidad de cambiar absolutamente nada. Pero si algo no está bien, si nuestras relaciones personales tienen problemas, si nuestras relaciones con la familia, compañeros de trabajo o en cualquier ámbito tienen problemas, es necesario cambiar nuestra manera de pensar. Somos producto de lo que hemos pensado hasta el día de hoy. Es decir, de lo que hemos alimentado nuestra mente (esto es una causa) estamos obteniendo resultados (efecto). Para cambiar el efecto, debemos cambiar la causa"
Día 2. Cuando usted se atrape a sí mismo pensando en lo negativo –y de seguro lo hará- usted usará toda la fuerza emocional que tenga para dirigir su mente hacia un estado emocional diferente. Debemos hacernos preguntas como las siguientes ¿Qué hay de bueno en este pensamiento? ¿Qué necesito para alcanzar la perfección? Detrás de estas preguntas hay mensajes que usted se está diciendo a sí mismo. La perfección está a mi alcance y estoy buscando el camino. Estaremos presuponiendo que la perfección puede alcanzarse. Esto cambiara nuestro estado emocional.
Luego cada mañana hagamos preguntas que nos estimulen, preguntas poderosas. Jamás preguntemos ¿Por qué me está sucediendo esto? Sino ¿En donde está el camino que me llevará al triunfo? Esto lo enfocará hacia otra dimensión. La dimensión de la fe. Hagamos las preguntas al levantarnos, mientras nos bañamos, mientras desayunamos y recuerde la práctica del primer día rehúse descansar en pensamientos que destruyan sus propósitos.
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