Día 6
Esta es una nueva etapa. Es un nuevo ejercicio mental. Volvemos al pensamiento de las costumbres arraigadas dentro de nosotros. Una que nos causa muchos problemas. Para superarla debemos comprender que la riqueza no tiene color de piel, ya que encuentra usted personas con un buen nivel económico de cualquier raza. Ni nivel de educación, porque encuentra usted personas con muy poca educación y con una prosperidad económica admirable. Ni forma física porque encuentra usted personas de toda índole con prosperidad económica. En fin no depende de ninguno de los elementos antes mencionados ni por ninguna diferencia que a usted se le pueda ocurrir.
También usted puede notar que personas con éxito económico asombroso han fracasado y que personas con poco éxito económico viven hundidas totalmente en la tristeza.
¿Está usted cansado de que otros tengan y usted a pesar de que trabaja duro no logra levantar cabeza? ¿Quiere superarse y estudia con dedicación pero no encuentra la fórmula? ¿Trata de limitar sus gastos, pero los problemas lo persiguen?
¿Cuál es el verdadero secreto de la prosperidad económica? No es ganar un salario muy elevado. No es tener la suerte de ganarse la lotería. No es haber nacido en un país de mucha prosperidad. Es simplemente aprender a no gastarse todo lo que se recibe. Esto es fácil de decir, pero las costumbres tan arraigadas, nuestra mentalidad tiene que cambiar. A partir de hoy insistiré en la primera parte que debo grabarme en la mente.
¿Cuánto del dinero que gano es realmente mío? Usted me dirá, todo lo que gano. Estamos hablando del dinero que me pertenece, que no es del panadero, ni del lechero, ni del carnicero, ni del supermercado, ni de las tarjetas de crédito, ni del restaurante a donde me voy a comer todos los meses. Sino mío. Y que nadie me lo puede quitar. Bueno pues el primer ejercicio mental es que de ahora en adelante me pagaré a mi mismo como mínimo el diez por ciento de lo que gano.
Pronto notará que lo mismo es vivir con el 100% que con el 90%. Pero recuerde esa parte es suya, no para ninguna emergencia, no para comprar aquello que tanto he soñado, no para irme de paseo algún día, no para mi vejez, sino suyo. Mañana le diremos que hacer con él. Si es que le interesa seguir con esta línea de pensamientos.
Feliz día.
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