EL APOSENTO ALTO
Domingo, 31 de enero de 2010Cuando el pueblo veía que la columna de nube se detenía a la entrada del Tabernáculo, se levantaba cada uno a la entrada de su tienda y adoraba. Gozarse en Dios
Léase el Salmo 95.1-9
-– éxodo 33.10 (RVR)LA música aumentaba su volumen a medida que nuestras voces se unían en alabanza a Dios. Repentinamente el pequeñín frente a nosotros comenzó a aplaudir, lanzando en todas direcciones pedazos de la galletita que tenía en su mano. Su madre estaba avergonzada, pero mi corazón se llenó de preguntas. ¿Practico mi fe con la naturalidad de un niño? ¿Lo suelto todo para alabar al Señor?
Pensé en el pueblo de Israel cruzando el desierto. Cuando la columna de humo aparecía fuera de la tienda de reunión, ellos lo dejaban todo para alabar a Dios. Reconocían la presencia de Dios diariamente. Pero su travesía fue larga y difícil, y su devoción menguó con el paso de los años.
En medio de mis luchas diarias, a menudo olvido lo importante que es alabar a Dios. Cuando alabo, estoy conectado con mi Creador en una comunión que me renueva y me refresca. En tales momentos, siento la presencia de Dios.
Al ver a ese niño comencé a pedirle a Dios que me diera gozo y entusiasmo al adorarle. Esa sigue siendo mi oración.
Sr. Bryan Thomas Schmidt (Missouri, EUA)
Oración:
Oh Señor, ayúdanos a rendirte adoración en cada momento de cada día. Amén.
Cada día hay momentos que nos invitan a la adoración.
OREMOS:
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