Cuando Jacob se presentó delante de su padre, la intención de Jacob era buena, los métodos que estaba utilizando eran equivocados. Jacob quería la bendición que pertenecía al primogénito de la familia. Se disfrazó e hizo creer a su padre que era su hermano Esaú.
Su Padre, Isaac, engañado por su propio hijo, lo bendijo.
A través de este acto con engaño Dios nos deja a los padres una enseñanza, que cuando se llega a comprender es muy difícil de olvidar. Las palabras que un padre dice a su hijo, aún cuando sean dichas producto de un engaño, se cumplen.
Isaac se da cuenta que le ha dado la bendición al hijo equivocado, y que éste lo ha engañado, pero lea con atención las palabras que
No había forma de retroceder las palabras.
Lo asombroso del caso es que también la maldición de un padre no puede ser quitada del hijo, aún cuando se haya dicho en un momento de cólera, de engaño, de mentira.
Usted tiene una belleza en sus labios o una maldición. Recuerde lo que usted diga a su hijo, se cumplirá y no solamente a su hijo, sino a cualquier persona. Bendiga todo lo que pueda a sus hijos, a todas las personas que conoce, y luche por quitar de su vocabulario palabras, como tonto, inútil, torpe, etc. Porque sus palabras se cumplirán. En lugar de tales diga, te amo, bendito hijo mío, que Dios sea siempre contigo. Y usted observará con sus propios ojos el cambio que se opera en la vida de aquel ser que tanto ama. Y este puede ser su propio hijo.
Ministerio
"Déjame Ayudarte"
Iglesias Unidas Castillos del gran Rey
SGAR 2912/2007
Una Iglesia de Fe, poder y Milagros
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