domingo, 6 de marzo de 2011

Un Pizarròn limpio

EL APOSENTO ALTO

Domingo, 6 de marzo de 2011
Un pizarrón limpio

Léase Lucas 15.11-32

Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
-2ª a los Corintios 5.17 (NVI)

MI colega me contó acerca de un sueño donde sintió el perdón de Dios. En este sueño, le dijo a Dios que deseaba ser perdonado por los pecados que había cometido. Dios le respondió pidiéndole que hiciera una lista de sus transgresiones en el pizarrón. Comenzó a escribir una lista de lo que consideraba como pecados menores. Para su sorpresa, tan pronto escribía sus pecados, Dios borraba las palabras. Sorprendido, mi amigo se preguntaba que ocurriría con los pecados mayores. Comenzó a añadir lo que creía eran sus ofensas más serias. Casi sin poder creerlo, vio la misma acción de borrar. No importaba lo que escribía, Dios lo borraba rápidamente.

Al despertar, pensó en el versículo arriba citado sobre ser una nueva creación y sobre el amor de Dios. Mi amigo cree que Dios borra nuestras faltas tal como lo vio en el sueño.

Podemos confesar todos los pecados, grandes y pequeños, pedir perdón y saber que Dios no sólo perdona, sino que borra nuestros pecados como si nunca hubieran existido. Con nuestros pecados borrados, somos nuevas criaturas.

Sr. William Louis Dike (Florida, EUA)

Oración:

Oh Señor, haz que estemos dispuestos/as a venir a ti, así como tú estás dispuesto a recibirnos. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA

Dios promete no recordar nuevamente nuestro pecado.


OREMOS:

Por alguien atrapado/a por pecados pasados.


ES MEJOR DAR QUE RECIBIR
¡Reparte a manos llenas!  Una palabra oportuna, una sonrisa, una actitud animadora, un pensamiento generoso, y tu corazón sentirá esta gran verdad:  ¡Es mejor dar que recibir!  ¿Nunca lo sentiste?, ¡Experiméntalo!  Ayuda a alguien sin esperar nada a cambio, y verás cómo llegará a tus puertas, con las manos llenas de alegría, la más grande felicidad que puedas experimentar en la vida... ¡La felicidad de dar!..


Pedro: el sediento de Dios



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