jueves, 3 de marzo de 2011

El don de una vida nueva

EL APOSENTO ALTO

Jueves, 3 de marzo de 2011
El don de una vida nueva

Léase Juan 11.28-45

Cuando María llegó adonde estaba Jesús...le dijo: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
-Juan 11.32 (NVI)

SI Dios hubiera obrado, no hubiéramos tenido que pasar por algunos de nuestros problemas. Eso pensamos. Es tentador culpar a Dios por nuestras dificultades debido a que actúa a su tiempo. Cuando Jesús lloró por la muerte de Lázaro, alguien dijo: «Éste, que le abrió los ojos al ciego, ¿no podría haber impedido que Lázaro muriera?» ¿Podrá Dios prevenir los problemas en nuestras vidas? Si nos ama, ¿por qué sufrimos?

Debido a la multitud que estaba alrededor, se nos dice que Jesús oró y después clamó a gran voz: «¡Lázaro, sal fuera!». Lázaro salió con sus manos y sus pies envueltos en vendajes.

Dios obra constantemente en nuestras vidas, aunque nuestra insensibilidad nos impida verlo. El quitar los vendajes de nuestros ojos exige prestar atención, buscando la presencia y la acción de Dios, aun cuando parezca que nada ocurre.

Podemos pedir y esperar que Dios obre en formas espectaculares, pero la madurez espiritual ve a Dios obrando en lo ordinario y en lo cotidiano de nuestra vida. Cuando podemos ver eso, podemos experimentar la nueva vida que Cristo ofrece.

Sr. William O. Paulsell (Kentucky, EUA)

Oración:

Oh Dios, permite que ayudemos a liberar a otras personas para que puedan ver la nueva vida que ofreces. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA

Busque hoy la presencia de Dios en cada situación.


OREMOS:

Por quienes están de luto por una muerte reciente.

 

¡Reparte a manos llenas!  Una palabra oportuna, una sonrisa, una actitud animadora, un pensamiento generoso, y tu corazón sentirá esta gran verdad:  ¡Es mejor dar que recibir!  ¿Nunca lo sentiste?, ¡Experiméntalo!  Ayuda a alguien sin esperar nada a cambio, y verás cómo llegará a tus puertas, con las manos llenas de alegría, la más grande felicidad que puedas experimentar en la vida... ¡La felicidad de dar!..

Pedro: el sediento de Dios



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