EL APOSENTO ALTO
Miércoles, 23 de junio de 2010Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. En valle de sombra, no temeré
Léase el Salmo 23
-– Juan 8.12 (RVR)CUANDO perdí mi empleo, fui a trabajar a la Patagonia, Argentina. Era la primera vez que viajaba en avión. Tenía miedo, aunque el avión iba muy sereno.
Pero una vez, volviendo a Buenos Aires, el avión parecía que carreteaba sobre empedrado; se movía mucho. De pronto se oyó una voz que nos decía: «Ajústense los cinturones, tenemos que atravesar las nubes». El avión levantó el motor y casi subía como colgado. ¡Qué susto! Mi compañero de asiento quería conversar «para distraernos».
Yo cerré los ojos y repetí el Salmo 23. Cuando terminó de atravesar las nubes, ¡apareció el sol en todo su esplendor! Se nos fue el susto y dimos gracias a Dios. Las nubes nos impedían ver la luz del sol que brillaba.
¿Cuáles son las nubes de nuestras vidas? ¿Angustias, preocupaciones, problemas, desánimo? Cada uno de nosotros/as sabe cuáles son las nubes que tenemos que atravesar para ver el sol brillando. Que el Señor nos ayude a confiar en que, aunque las nubes nos impidan de momento ver a Jesús, Él sigue siendo la luz del mundo.
Sa. Rosalía Díaz (El Palomar, Argentina)
Oración:
Cuando el camino parezca difícil, Señor, ayúdanos a recordar que la luz de Cristo siempre nos alumbra. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
Podemos vencer el temor recordando la presencia y el amor de Dios.
OREMOS:
Por personas que se sienten atemorizadas.
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