EL APOSENTO ALTO
Domingo, 22 de agosto de 2010Pero después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios los hará perfectos, firmes, fuertes y seguros. Conforta mi corazón
Léase Isaías 40.9-11
-1ª de Pedro 5.10 (VPEE)EL estar en muletas nuevamente e incapaz de manejar fue frustrante para mí. Sin embargo mis amistades fueron de gran ayuda y se aseguraron de que fuera a donde tenía que ir: la iglesia, los estudios bíblicos y el médico. De regreso de una de las salidas, al subir las escaleras hacia mi apartamento, mi amiga me seguía de cerca. A cada paso, ella colocaba su mano en mi espalda. «Tu mano me sostiene», dije. «Me da firmeza».
A menudo nos encontramos en circunstancias en las cuales necesitamos sostén. Dios, como pastor que cuida su rebaño, pone su mano sobre nosotros. Dios toca nuestros corazones cuando más lo necesitamos y nos sentimos en paz. La paz de Dios nos da firmeza en las pruebas. Podemos superar los momentos difíciles, venciendo la tentación, la duda y el temor.
A veces el consuelo de Dios viene al escuchar o al leer un pasaje de la Biblia. O podemos recibir ayuda por medio de otro creyente. Muchas veces Dios habla a través del Espíritu en respuesta a la oración. No importa en que forma venga, podemos confiar que el consuelo de Dios nos sostendrá.
Sa. Paula Geister (Michigan, EUA)
Oración:
Amado Señor, ayúdanos a recordar que nos ofreces la paz y el consuelo que necesitamos. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
La mano sostenedora de Dios está siempre cerca.
OREMOS:
Por alguien que necesita ayuda en su recuperación.
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