EL APOSENTO ALTO
Viernes, 3 de septiembre de 2010
No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos. La segunda oportunidadLéase Efesios 4.29-5.1
Léase
-Romanos 12.17 (NVI)«MI vida cambió en un minuto». Así se llama el taller que yo coordino en un hospital de Buenos Aires. Cuando tenía 18 años sucedió algo que cambió mi vida.
Estaba esperando el autobús con otros compañeros de la escuela. Un auto que no respetó el semáforo en rojo, me atropelló con violencia y me arrojó a la vereda, donde recibí fuertes golpes en mi cabeza. Me llevaron al hospital, donde pasé un mes, y estuve inconsciente por varios días. Mi estado de gravedad hizo que los médicos creyeran que no me salvaba.
El conductor del auto que me atropelló hizo todo lo que pudo para no reparar el daño que me había causado. Vi a mi agresor algunas veces en situaciones judiciales. Al principio no lo quería saludar. Pero recordé aquellas palabras del médico en momentos de semiconciencia: «Esta chica es un milagro». Ese privilegio no lo podía malgastar en amarguras, o en pensamientos y sentimientos recurrentes que limitaran mi futuro. Dios me estaba dando una nueva oportunidad, pensé, y si produjo lo que para mí fue la vuelta a la vida, yo debía vivir como fruto de su obra. Pude, por eso, perdonarlo.
Sa. Paula Tresols (Buenos Aires, Argentina)
Oración:
Dador de la vida, sana nuestras heridas y ayúdanos a reparar el daño que hemos causado a otras personas. Amén.
PENSAMIENTO PARA EL DÍA
El aprender a perdonar nos libera para seguir adelante.
OREMOS:
Por las víctimas de accidentes.
Pedro: el sediento de Dios
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